miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Las ultimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, coincidiendo con la expansión del capitalismo, fueron tiempos de apogeo para la burguesía, que se sentía dueña del mundo, confiando en el progreso económico y en el avance científico. A estos años de clima alegre y festivo de las ciudades europeas, se los conoce como "Belle Époque". En ellos proliferaban las reuniones sociales, el consumo de vestimentas de moda y la difusión de novedades científica y culturales.
Mientras tanto en el aspecto político internacional se estaba gestando el conflicto que estallaría en 1914. La gran guerra tuvo sus orígenes en diversos factores:
  • El imperialismo Europeo que acrecentó:
    · Rivalidad entre potencias Europeas ansiosas en conquistar colonias.
    · La fricción de las potencias por el dominio de la región Balcánica y del Cercano Oriente.
    · La competencia económica y financiera por ganar nuevos mercados.
  • La Paz Armada favoreció:
    · La gran carrera armamentista.
    · La desconfianza y el recelo entre los países.
Y permitió:
· La permanencia de ministros belicistas que verán en la fortaleza del ejercito una garantía de seguridad.
  • El sistema de alianzas provocó:
La formación por un lado de la Triple Alianza integrado por Alemania, el imperio Austro-Húngaro e Italia y, por otro, Rusia, Gran Bretaña y Francia ("los aliados") formaron la Triple Entente. De este modo, el estallido de un conflicto entre dos países podía desencadenar una confrontación general.
El detonante bélico fue el asesinato de Sarajevo. El heredero del trono imperial Austro-Húngaro, el archiduque Francisco Fernando, y su mujer, visitaron Sarajevo, donde fueron asesinados por un estudiante serbio. El 28 de junio de 1914 Austria-Hungría envió a Serbia un ultimátum. El imperio rompió las relaciones diplomáticas con Serbia y la guerra se desató vertiginosamente.
EL DESARROLLO DE LA GRAN GUERRA
Casi toda la gran guerra se desarrolló en territorio europeo y sobre todo, en el frente occidental - es decir, en el noroeste de Francia -. La guerra tuvo tres etapas diferentes. La primera, consistió en una lucha de movimientos con definiciones favorables para las potencias centrales; la segunda, se caracterizó por los combates de posiciones, o guerra de trincheras, en la que ambos contendientes se desgastaron infructuosamente (1915/1917); la tercera etapa, definida a favor de la Entente por la intervención de los EE.UU., fue, también, una guerra de movimientos.
La estabilización de los ejércitos transformó la guerra de ofensiva en defensiva. Una enorme línea de trincheras desde la frontera suiza hasta el Mar del Norte surcó el suelo francés para quebrar las líneas enemigas. Ambos adversarios se valieron de la artillería y la aviación. Los alemanes utilizaron también gases tóxicos, los aliados se defendieron con procedimientos similares.
Las trincheras fueron testigos de una lucha atroz. Sin proponérselo, la guerra de trincheras favoreció la multiplicación de las industrias químicas y las artillerías pesadas. La batalla de Verdún fue el ejemplo más cruel de este tipo de guerras; fue la más larga de las batallas por su duración y encarnizamiento y se definió a favor de Francia.
       
LA GUERRA NAVAL Y SUBMARINA
La obtención de materia prima era fundamental para las potencias centrales para la producción bélica y el abastecimiento.
Los aliados controlaban las rutas marítimas del comercio de los países neutrales para impedir el reabastecimiento alemán. Se inició entonces la guerra naval. El bloqueo comercial afectaba profundamente a los imperios centrales por lo que Alemania declaró la guerra submarina. En 1916 esta se intensificó y muchos buques mercantes fueron hundidos. En enero de 1917 el imperio declaro la guerra submarina en ultramar. A partir de entonces cada buque neutral que proveyese a los aliados sería atacado. Esto provoco gran temor a los Estados Unidos, que intervino en la guerra a favor de los aliados. Así, los ingleses pudieron recuperar su hegemonía en el Atlántico.
La guerra en el aire si bien no fue tan relevante, su importancia radica en que, por primera vez se utilizaran aviones en combate.
EL FINAL DE LA GUERRA
En enero de 1919, en Versalles se inició la Conferencia de paz, a la que asistieron 27 naciones que participaron en la guerra. El presidente Wilson de los E.E. U.U. trató de imponer sus " 14 puntos". Por el tratado de Versalles Alemania perdió su condición de gran potencia, su unidad territorial y su estructura económica quedaron despedazadas. Los vencedores adolecieron del grave error de hacer pagar las culpas del imperialismo prusiano a la naciente república democrática.
Italia fue la única potencia que no obtuvo ninguno de los territorios que reclamaba.

Consecuencias de la gran guerra:

En el plano político:
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Finalizó el predominio europeo.
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Después de la revolución bolchevique, Rusia y los E.E.U.U. de América se perfilaron como potencias hegemónicas mundiales.
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Desaparecieron las antiguas dinastías y sus sistemas absolutistas.
En el plano económico:
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Los países europeos vieron afectadas sus finanzas y todos ellos fueron deudores de los E.E.U.U.
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E.E.U.U. Y Japón acrecentaron su poder económico.
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Las naciones europeas encontraron diferencia para rehacer su economía interna de posguerra.
En el plano social:
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La dificultad para reincorporar a los excombatientes a las actividades productivas acentuó los conflictos sociales.
· El desempleo y la mendicidad hicieron estragos.
·
La mujer - que debió desempeñar las ocupaciones del hombre durante la guerra fue revalorizada.

                                                                                                                                                  
        


LA REVOLUCION RUSA

En 1917 se produjo en Rusia una revolución que ejerció gran influencia en el desarrollo histórico del siglo XX. Por primera vez triunfaba un movimiento revolucionario inspirado en las ideas socialistas.
Rusia estaba organizada como un imperio, bajo la autoridad de un zar. Su economía era agraria y su población, mayoritariamente, pobre. En 1905 hubo un intento revolucionario contra el zar Nicolás II pero fue reprimido.
En 1917 se intensificó la oposición que aglutinando a obreros, campesinos y soldados se organizaron en soviets. En febrero, la movilización forzó al zar a abdicar y se estableció un gobierno provisional, presidido por Kerensky. Al no poder dar respuesta a las demandas, los soviets -alentados por los bolcheviques, el sector revolucionario socialista- se levantaron y, el 24 y 25 de octubre, ocuparon los puntos clave de la capital tomando el poder político un Concejo de los Comisarios del Pueblo, presidido por Lenin. Las primeras medidas pusieron en manos de los soviets las tierras del Estado, la Iglesia y la nobleza, así como también el control de las fábricas. Rusia decidió retirarse de la Gran Guerra, firmando la Paz de Brest-Litovsk.


El nuevo gobierno nacionalizó los bancos, los ferrocarriles, la flota mercante pero no abolió la propiedad privada. Entre 1918 y 1921 hubo una guerra civil, apoyada por la burguesía industrial. El gobierno soviético decidió nacionalizar las industrias. Los tres años de guerra civil produjeron una gran desorganización social. Lenin encaró un conjunto de medidas conocido como NEP (Nueva Política Económica) a través de las cuales el Estado mantuvo el control de las industrias, el comercio exterior y el sistema bancario, y descentralizó la producción agrícola, el comercio interno y las pequeñas industrias. Pero mientras se abría la economía, se imponía un sistema político más cerrado, afirmándose un régimen de partido único - el Comunista -.
A partir de la muerte de Lenin, en 1924, se evidenció la lucha por el poder: Trotsky fue desplazado y expulsado del partido y desde 1927 hasta 1953 Stalin ocupó el poder. Con Stalin al frente de la URSS se consolidó un régimen totalitario que no admitió oposiciones ni disidencias; mientras que el modelo económico de este período se caracterizó por la colectivización forzosa y la industrialización planificada -especialmente el desarrollo de la industria pesada-.

EL MOVIMIENTO OBRERO

martes, 15 de noviembre de 2011

EL FASCISMO


Fascismo fue el nombre adoptado por el régimen político totalitario que se estableció en Italia a partir del nombramiento de Benito Mussolini como Primer Ministro, en 1922; y que se prolongó hasta 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, con la invasión de Italia por parte de las Fuerzas Aliadas.
Esa denominación proviene de la palabra latina “fasces”; que designa el conjunto de varas que portaban los lictores, funcionarios de la República Romana y luego del Imperio Romano que ejercían funciones policiales; del cual sobresalía un hacha, y que simbolizaba el poder del Estado de que estaban investidos.
La constitución unificada del Estado nacional italiano, ocurrió de manera tardía respecto del resto de los Estados europeos. Habiendo sido Roma antigua — a partir de la República y luego con el Imperio — la cuna de la civilización jurídica y política de Europa Occidental, y asimismo principial centro de origen del Renacimiento postmedieval, a la salida del feudalismo la península italiana se encontró sujeta a sucesivas etapas de estructuración política que fragmentaron el gobierno de su territorio.



PARTIDO NACIONAL SOCIALISTA

 Hitler toma dirección de la propaganda del partido Obrero. Enunció los 28 puntos del programa que, a la larga, fueron el programa nazi. El 1 de abril de 1920 se convirtió en Partido Nacional Socialista de Obreros Alemanes. La mayoría de los enunciados programáticos fueron olvidados al llegar al poder. Los más importantes fueron llevados a cabo por el Tercer Reich con desastrosas consecuencias para millones de personas. Algunos de esos puntos eran: Unión de todos los alemanes en una Alemania grande. Varios de estos puntos promovian el antisemismo, lo que constituyeron una temible advertencia. Se les prohibía ejercer su profesión, se les negaba la ciudadanía y eran excluidos de la prensa. Fueron expulsados quienes hubiesen entrado en el Reich después del 2 de agosto de 1914. Había varios puntos demagógicos para atraer a los obreros: la abolición de los ingresos no ganados por el trabajo, la nacionalización de los trust, la participación del Estado en los beneficios de las grandes industrias, abolición de rentas agrícolas y de las especulaciones en tierra, pena de muerte a traidores, usureros y explotadores. Pedía la abrogación de los Tratados de Versalles y Saint Germain, junto con la creación de un  fuerte poder central del Estado. Hitler quería el poder de todo el Reich para hacer su régimen dictatorial.
    Era el fin de los estados semi-autónomos de la República de Weimar. Tenía una oratoria incendiaria y un programa radical. Pensó que las masas necesitaban no sólo ideas, sino también símbolos que ganaran fe, junto con boato y colorido que las elevaran. Además, actos de violencia y terror que, si tenían éxito, atraerían adhesiones y darían sensación de poder.
Svástica
    Hitler organizó escuadras de choque con uniformes caquis. Reclutaron voluntarios, guardaban el orden de los mítines nazis y disolvían los de otros partidos. En 1921 Hitler dirigió uno y estuvo un mes en prisión por ello. Pensó que al pueblo le faltaba una bandera, un emblema. Diseñó la svástica, que se convirtió en el símbolo del poderoso partido nazi. Diseñó también un brazalete y estandarte. Era la mejor propaganda.
    1921 Hitler se adjudicó la dirección del partido. Era poderoso orador, mejor organizador y propagandista. Conseguía fondos con sus discursos. Obtuvo poderes absolutos del partido y quedó establecido el principio dictatorial que iba a ser la primera ley de los nazis.
    El Führer había salido a escena en Alemania. Se dispuso a reorganizar el partido. Tenían un diario, más parecido a una hoja antisemita, en la que pregonaban sus ideas. Hess se convirtió en íntimo amigo, devoto seguidor y secretario del jefe. Hasta el final sería uno de sus más leales seguidores.
    Goering también cayó ante la fascinación de Hitler. Era piloto de guerra y cuando conoció al führer se unió al partido y lo ayudó económicamente con generosidad. Apoyó a Roehm para crear las tropas de asalto y en 1922 era comandante de las SA. Hitler abandonó el ejército y se dedicó al partido. Nunca recibió un sueldo.

ADOLF HITLER

Máximo dirigente de la Alemania nazi (Braunau, Bohemia, 1889 - Berlín, 1945). Hijo de un aduanero austriaco, su infancia transcurrió en Linz y su juventud en Viena. La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación. En Viena (1907-13) fracasó en su vocación de pintor, malvivió como vagabundo y vio crecer sus prejuicios racistas ante el espectáculo de una ciudad cosmopolita, cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensible.


De esa época data su conversión al nacionalismo germánico y al antisemitismo. En 1913 Adolf Hitler huyó del Imperio Austro-Húngaro para no prestar servicio militar; se refugió en Múnich y se enroló en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial (1914-18). La derrota le hizo pasar a la política, enarbolando un ideario de reacción nacionalista, marcado por el rechazo del nuevo régimen democrático de la República de Weimar, a cuyos políticos acusaba de haber traicionado a Alemania aceptando las humillantes condiciones de paz del Tratado de Versalles (1918).

De vuelta a Múnich, Hitler ingresó en un pequeño partido ultraderechista, del que pronto se convertiría en dirigente principal, rebautizándolo como Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP). Dicho partido se declaraba nacionalista, antisemita, anticomunista, antisocialista, antiliberal, antidemócrata, antipacifista y anticapitalista, aunque este último componente revolucionario de carácter social quedaría pronto en el olvido; este abigarrado conglomerado ideológico, fundamentalmente negativo, se alimentaba de los temores de las clases medias alemanas ante las incertidumbres del mundo moderno. Influenciado por el fascismo de Mussolini, este movimiento, adverso tanto a lo existente como a toda tendencia de progreso, representaba la respuesta reaccionaria a la crisis del Estado liberal que la guerra había acelerado.

Sin embargo, Hitler tardaría en hacer oír su propaganda. En 1923 fracasó en un primer intento de tomar el poder desde Múnich, apoyándose en las milicias armadas de Ludendorff («Putsch de la Cervecería»). Fue detenido, juzgado y encarcelado, aunque tan sólo pasó en la cárcel un año y medio, tiempo que aprovechó para plasmar sus estrafalarias ideas políticas en un libro que tituló Mi lucha y que diseñaba las grandes líneas de su actuación posterior.

De nuevo en libertad desde 1925, Hitler reconstituyó el NSDAP expulsando a los posibles rivales y se rodeó de un grupo de colaboradores fieles como Goering, Himmler y Goebbels. La profunda crisis económica desatada desde 1929 y las dificultades políticas de la República de Weimar le proporcionaron una audiencia creciente entre las legiones de parados y descontentos dispuestos a escuchar su propaganda demagógica, envuelta en una parafernalia de desfiles, banderas, himnos y uniformes.

Combinando hábilmente la lucha política legal con el uso ilegítimo de la violencia en las calles, los nacionalsocialistas o nazis fueron ganando peso electoral hasta que Hitler -que nunca había obtenido mayoría- se hizo confiar el gobierno por el presidente Hindenburg en 1933.

Desde la Cancillería, Hitler destruyó el régimen constitucional y lo sustituyó por una dictadura de partido único basada en su poder personal. El Tercer Reich así creado fue un régimen totalitario basado en un nacionalismo exacerbado y en un complejo de superioridad racial sin fundamento científico alguno (basado en estereotipos que contrastaban con la ridícula figura del propio Hitler). 

Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se hizo nombrar Führer o «caudillo» de Alemania y se hizo prestar juramento por el ejército. La sangrienta represión contra los disidentes culminó en la purga de las propias filas nazis durante la «Noche de los Cuchillos Largos» (1934) y la instauración de un control policial total de la sociedad, mientras que la persecución contra los judíos, iniciada con las racistas Leyes de Núremberg (1935) y con el pogromo conocido como la «Noche de los Cristales Rotos» (1938) culminó con el exterminio sistemático de los judíos europeos a partir de 1939 (la «Solución Final»).

La política internacional de Hitler fue la clave de su prometida reconstitución de Alemania, basada en desviar la atención de los conflictos internos hacia una acción exterior agresiva. Se alineó con la dictadura fascista italiana, con la que intervino en auxilio de Franco en la Guerra Civil española (1936-39), ensayo general para la posterior contienda mundial; y completó sus alianzas con la incorporación del Japón en una alianza antisoviética (Pacto Antikomintern, 1936) hasta formar el Eje Berlín-Roma-Tokyo (1937).
 
Militarista convencido, Hitler empezó por rearmar al país para hacer respetar sus demandas por la fuerza (restauración del servicio militar obligatorio en 1935, remilitarización de Renania en 1936); con ello reactivó la industria alemana, redujo el paro y prácticamente superó la depresión económica que le había llevado al poder.

Luego, apoyándose en el ideal pangermanista, reclamó la unión de todos los territorios de habla alemana: primero se retiró de la Sociedad de Naciones, rechazando sus métodos de arbitraje pacífico (1933); luego forzó el asesinato de Dollfuss (1934) y el Anschluss o anexión de Austria (1938); a continuación invadió la región checa de los Sudetes y, tras engañar a la diplomacia occidental prometiendo no tener más ambiciones (Conferencia de Múnich, 1938), ocupó el resto de Checoslovaquia, la dividió en dos y la sometió a un protectorado; aún se permitió arrebatar a Lituania el territorio de Memel (1939). 

Pero, cuando el conflicto en torno a la ciudad libre de Danzig le llevó a invadir Polonia, Francia y Gran Bretaña reaccionaron y estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Hitler había preparado sus fuerzas para esta gran confrontación, que según él habría de permitir la expansión de Alemania hasta lograr la hegemonía mundial (Protocolo Hossbach, 1937); en previsión del estallido bélico había reforzado su alianza con Italia (Pacto de Acero, 1939) y, sobre todo, había concluido un Pacto de no-agresión con la Unión Soviética (1939), acordando con Stalin el reparto de Polonia.

El moderno ejército que había preparado obtuvo brillantes victorias en todos los frentes durante los primeros años de la guerra, haciendo a Hitler dueño de casi toda Europa mediante una «guerra relámpago»: ocupó Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia, Grecia. (mientras que Italia, España, Hungría, Rumania, Bulgaria y Finlandia eran sus aliadas, y países como Suecia y Suiza declaraban una neutralidad benévola).

Sólo Gran Bretaña resistió el intento de invasión (batalla aérea de Inglaterra, 1940-41); pero la suerte de Hitler empezó a cambiar cuando lanzó la invasión de Rusia, respondiendo tanto al ideal anticomunista básico del nazismo como al proyecto de arrebatar a la «inferior» raza eslava del este el «espacio vital» que soñaba para engrandecer a Alemania (1941). A partir de la batalla de Stalingrado (1943), el curso de la guerra se invirtió y las fuerzas soviéticas comenzaron una contraofensiva que no se detendría hasta tomar Berlín en 1945; simultáneamente se reabrió el frente occidental con el aporte masivo en hombres y armas procedente de Estados Unidos (involucrados en la guerra desde 1941), que permitió el desembarco de Normandía (1944).

Derrotado y fracasados todos sus proyectos, Hitler vio cómo empezaban a abandonarle sus colaboradores y la propia Alemania era arrasada por los ejércitos aliados; en su limitada visión del mundo no había sitio para el compromiso o la rendición, de manera que arrastró a su país hasta la catástrofe y finalmente se suicidó en el búnker de la Cancillería de Berlín donde se había refugiado, después de haber sacudido al mundo con su sueño de hegemonía mundial de la «raza» alemana, que provocó una guerra total a escala planetaria y un genocidio sin precedentes en los campos de concentración.

LA CRISIS DE 1929

Entre 1929 y 1939 tiene lugar una gran crisis económica de consecuencias nefastas en todo el mundo. La crisis estalla el 24 de octubre de 1929 en Wall Street, con un crac de la bolsa debido al sobreprecio de los valores que cotizaban, desde hacía años, al alza, por motivos especulativos. El crac de la bolsa supuso la descapitalización repentina de la industria y las empresas norteamericanas, y por exportación las de todo el mundo.

EE UU exporta la crisis al resto del mundo, con lo que se generaliza una cierta desconfianza ante el sistema capitalista que radicaliza ideológicamente a las clases desfavorecidas, y a aquellos (las clases medias) que peor salen paradas con la crisis. En esta época tienen un auge espectacular el comunismo y el fascismo. En Italia las corporaciones industriales ya habían tomado el poder por medio del fascismo. Otra consecuencia de la crisis es el elevado número de parados. 


EL NAZISMO

El nacionalsocialismo (nazismo) es fundado por Adolfo Hitler a principios de la década de 1920, en gran medida como consecuencia de la humillante situación en que había sido puesta Alemania tras la firma del armisticio que dio fin a la Primera Guerra Mundial, armisticio que se firmó en Versalles (Francia) y por lo cual es conocido como el Tratado de Versalles. Este Tratado impuso a Alemania unas condiciones tan drásticas (casi podría decirse que vengativas) que hacían que el país tuviese que destinar un enorme porcentaje de sus ingresos nacionales al pago de daños e indemnizaciones, principalmente a Francia y la Gran Bretaña, con lo cual le resultaba imposible recuperarse económicamente después del desastre que la guerra había significado. Por causa de lo anterior, el gobierno de centro-izquierda que se implantó en Alemania después de finalizada la guerra (periodo que es conocido como la (República de Weimar) fue absolutamente incapaz de lidiar con el desprestigio que supuso aceptar las draconianas condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, lo que lo hizo blanco de los ataques de los sectores más ultraderechistas de la población que clamaban por regresar a un estado de cosas similar al que el Imperio prusiano había impuesto tras la Batalla de Sedan en 1870, en la cual derrotaron y humillaron a Francia. Así las cosas, una doctrina que abogase por el regreso de la antigua gloria imperial y del perdido orgullo que había construido la historia reciente de Alemania tenía todo el terreno abonado para germinar y florecer, como efectivamente sucedió con el nazismo. Hacia mediados de la década de 1920 el nazismo ya era una fuerza política reconocida aunque minoritaria, pero día a día contaba con más simpatizantes que veían en ella y en su líder la salida ideal al estado de postración en que vivía Alemania por ese entonces. Ya en la década de 1930, el nazismo era una fuerza poderosa, y tan sólo esperaba el momento propicio para asumir el poder, momento que se dio en 1933, primero con la renuncia del canciller Hindenburg y la asunción del cargo por parte de Hitler y luego con el incendio intencional por parte de los nazis de Reichstag (el edificio del Parlamento), del cual acusaron a los comunistas, con lo cual se dio el pretexto ideal para que el partido nazi pudiese hacerse con el poder absoluto en Alemania.
Ya en el poder, las ideas y actuaciones del nazismo se centraron en la implantación de un gobierno dictatorial que apoyaba a una milicia popular urbana, la militarización del pueblo y los ataques a la democracia, el judaísmo internacional y el comunismo.
Las principales características del régimen nazi fueron:
- Régimen totalitario: Se suprimieron derechos y libertades individuales. Se pusieron a merced del Estado las empresas y los sindicatos obreros. Todas las actividades de los ciudadanos eran vigiladas y coordinadas por la policía, al tiempo que toda oposición era oprimida.
- Militarización del país: En Alemania esto se vivió con gran regocijo por parte de una gran mayoría de la población, dado que los hombres mas viejos habían participado en la Primera Guerra Mundial y a los mas jóvenes se les había inculcado un profundo sentimiento de venganza y revanchismo hacia quienes los habían humillado luego de perder la guerra.
- Racismo: Se sostenía que la raza aria o indoeuropea era la única raza superior por proceder de antiguos griegos, romanos y germanos y que era de total urgencia limpiarla de toda sangre no aria, en especial de la de los judíos.
- Imperialismo: Olvidando todo lo pactado en el Tratado de Versalles, los nazis ordenaron armar a la población, establecieron el servicio militar obligatorio, anexaron al territorio alemán toda la cuenca del Ruhr (que había sido cedida al control de Francia) y los territorios nacionales de Austria y Checoslovaquia. Cuando Alemania continuó con su plan de anexiones al invadir Polonia, se desató la Segunda Guerra Mundial, el primero de septiembre de 1939.
El fascismo, cuyo líder era Benito Mussolini, fue una doctrina política muy cercana en ciertos puntos, no en todos, al nazismo.
El nazismo es responsable de la muerte de más de seis millones de judíos y de más de treinta millones de personas (en especial en la Unión Soviética, en donde murieron más de veinte millones).
En la Biblioteca virtual puede obtener más información sobre este tema en:
¿Colombia nazi o Colombia yanqui?Reseña de Oscar Torres Duque sobre el libro Colombia nazi, de Silvia Galvis y Alberto Donadío.
La imagen nazi Reseña de Martha Bossio sobre el libro La propaganda totalitaria del Tercer Reich, de María Victoria Mejía Arango.
Resuellos después de Hitler Reseña realizada por Rubén Sierra sobre la revista Argumentos, dirigida por Rubén Jaramillo Vélez, la cual presenta una teoría crítica de la sociedad.